- Promover los pequeños cambios.
Solemos tener tendencia a pensar que podemos abordar muchas cosas en un corto periodo de tiempo e inclusive conseguir los objetivos en poco tiempo cosa que resulta ser prácticamente imposible. Por lo que tenemos que intentar abordar todos los cambios y objetivos con pequeños cambios constantes
- Priorizar la retroalimentación constante.
La retroalimentación es un punto que caracteriza a cualquier organización exitosa cuando se trata de impulsar cambios. Por eso debemos prestar atención a la opinión de las personas implicadas en estos cambios.
- Trabajar con un objetivo final.
Todo proceso de mejora debe incluir un objetivo final claro que justifique los cambios. Este objetivo final ha de ser realista y posible sirviendo como la estrella polar que lo mantiene encaminado, para siempre saber cuál es la dirección correcta.
- Aclarar y comunicar los objetivos finales.
Una vez definidos los objetivos, es crucial comunicarlos a todas las partes implicadas. Al hacerlo, contaremos con la colaboración de todos y podemos recibir propuestas de mejora de éstos para mejorarlos aún más.
- Mostrar aprecio.
La gestión del cambio organizacional es un esfuerzo colectivo y es responsabilidad de todos. Como líder, es vital guiar y motivar a su equipo en las diferentes etapas del proceso.
- Repetir el proceso.
El proceso de mejora continua no es un destino sino un viaje. Es fundamental aprender de ciclos anteriores para afinar futuras iniciativas y asegurar el éxito de éstos. Construir una mentalidad de mejora continua en la cultura en una organización requiere práctica diaria y, con el tiempo, verá un aumento en la eficiencia, la productividad y la calidad de sus actividades.
En conclusión, las mejoras, por muy pequeñas que sean, si son continuas pueden promover grandes cambios. En MAO CONSULTING intentamos aplicar estas medidas para mejorar poco a poco en nuestro trabajo diario para poder ayudar a nuestros clientes a ser más eficaces, sostenibles y seguros.
